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Aprender desde la emoción: de la frustración a la motivación


¿Quién dijo que somos seres racionales? Como lograr que las emociones no nos jueguen en contra.

Mucho se habla del cerebro, de las neurociencias y las emociones. Lo que es evidente es que todas las emociones que nos genera hablar o no hablar en inglés pueden jugarnos a favor o en contra. Frustración, miedo, pánico son algunas de las sensaciones con las que muchos estudiantes se encuentran a la hora de intentar poner en palabras una idea. Si no logran manejarlas a tiempo entran en un callejón sin salida.

Entonces, ¿ahora qué hacemos? A veces me gusta bromear con mis alumnos viajeros diciéndoles que el curso de inglés para turistas es un grupo de autoayuda y que si logran conectarse con ellos mismos y vencer sus miedos van a cumplir su objetivo y hablar más fluido.

Es fácil decirlo pero difícil hacerlo, pero por lo menos tenemos un comienzo: ¿analizar qué nos pasa? ¿Por qué cuesta tanto hablar en inglés? ¿Qué es lo que nos frena o lo que nos falta?

En mi vida cotidiana cuando menciono mi ocupación casi como un cliché la gente inmediatamente me dice: “yo fui a Cultura toda mi infancia y adolescencia pero no puedo hablar!” Y me piden una receta. Ojalá existiera una estándar, ya sería rica!

El punto es que cada uno debe encontrar su camino, con la ayuda apropiada trabajar sobre las limitaciones y también sobre las expectativas! Acá un punto crucial. Cuanto más altas las expectativas más probable frustrarse y la frustración no es muy motivadora, ¿no? Entonces… me dedico a otra cosa. Es una suerte de circulo vicioso: a algunos les pasa con el gimnasio, con la dieta y a otros con inglés, saben que lo necesitan pero lo odian! Obviamente, si nunca han sentido placer relacionado con el idioma.

Una alumna me sorprendió el otro día cuando me dijo que odiaba inglés y era muy mala hablando. Sin embargo agregó que el fin de semana había conocido a un chico australiano en el boliche y había hablado con él toda la noche. Entonces le retruqué: “Si hablaste toda la noche seguramente él te entendió y se comunicaron. No?

¿Y si te digo que el objetivo siempre fue lisa y llanamente ese? ¿Que todo el circo de los exámenes internacionales y los ejercicios de gramática eternos en fotocopias mal sacadas son papel pintado?

Acción, emoción, motivación y memoria. Casi como un ciclo, una cadena. El orden si altera el producto. Si estudias gramática de memoria nunca la vas a recordar cuando quieras comunicarte, es como andar en bicicleta: simplemente andamos, nos caemos y perdemos el equilibrio hasta que eventualmente dominamos el arte. Nadie estudia la mecánica de una bicicleta antes de subirse a ella, se trata de seguir el instinto.

Cuanto mayor la motivación y acertada la expectativa más reales serán los objetivos y mayores las posibilidades de éxito. Seguramente no será la misma motivación trabajar con la canción de Justin Bieber que te gusta y poder cantarla en un karaoke que completar el verbo tobe en unas fotocopias borrosas. Ni aprender los nombres de la ropa y como preguntar dónde está el cambiador si tenes pensado ir a NYC a hacer shopping que si escuchas y completar palabras sueltas en la misma fotocopia arrugada con un audio de los ’80 con una señora que habla un inglés británico tal cual Reina Isabel.

El autoconocimiento es un proceso esencial cuando uno pretende aprender una disciplina, ser consciente de mis fortalezas y debilidades, de mis gustos y disgustos y de mis necesidades prioritarias. El camino al autoconocimiento nos llevará hacia una autonomía como aprendices que es la herramienta que las neurociencias nos acerca: una forma de aprender amigable con el cerebro y con mi persona.


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